En las últimas décadas, la donación de óvulos y la gestación subrogada se han convertido en tratamientos de reproducción asistida cada vez más recurrentes entre pacientes de todo el mundo. El principal inconveniente de incluir a terceras partes es que el proceso reproductivo puede complicarse en mayor o menor medida.
El modo de actuar de todas y cada una de las partes implicadas en el proceso debe definirse de forma clara y basándose en la transparencia mediante un acuerdo de gestación subrogada, el cual deberá firmarse antes de dar por iniciado el proceso.
A continuación tienes un índice con los 2 puntos que vamos a tratar en este artículo.
Filiación y donación de óvulos
Las donantes de óvulos son mujeres que deciden donar sus gametos de forma voluntaria a una persona o pareja. Normalmente, las donantes de óvulos reciben una compensación económica por su esfuerzo, tiempo invertido en el proceso y gastos derivados del mismo.
En España, de acuerdo con la ley de Técnicas de Reproducción Humana Asistida (LTRHA), la donación de óvulos debe ser anónima. En este caso, es la clínica de reproducción asistida la que se encarga de seleccionar a la donante de acuerdo con las características de los futuros padres, de forma que ni la donante ni los pacientes se conocerán.
En cambio, si ésta se combina con la gestación subrogada, los pacientes deberán viajar a un país extranjero, dado que actualmente la gestación subrogada no está permitida en España. Así, por ejemplo, en países como Estados Unidos, las donantes pueden ser anónimas o conocidas, lo cual podría desencadenar un conflicto si no se deja todo claro en el acuerdo previo.
Uno de los principales problemas derivados de trabajar con una donante conocida reside en la posibilidad de que ésta cambie de opinión y reclame su derecho de maternidad tras el nacimiento del niño. Se han dado ya numerosos casos de donantes que, a pesar de que en un principio no manifestaron esta intención, terminaron reclamando su derecho legal de maternidad.
En una situación como esa, si la donante confiesa su intención de reclamar su derecho como madre del niño cuando éste nazca, ¿debería el especialista contárselo a los padres de intención? Esta es la pregunta más controvertida a la que podría tener que enfrentarse el personal de la clínica. Este problema es aun mayor cuando tanto donante como paciente son tratadas por el mismo especialista, puesto que éste debe respetar a ambas partes.
No obstante, una situación como esta daría pie a que el especialista tomara la decisión de comunicárselo a los pacientes, puesto que un conflicto de tal calibre podría tener un impacto muy negativo en el futuro bebé. Por ello, en tal caso, lo primero que debería hacer sería plantearle a la donante la posibilidad de comunicárselo por ella misma a los padres.
Si la donante se niega a hacerlo, entonces el personal del centro debería considerar hacerlo ellos mismos. Otra opción igualmente respetable sería la de referir a los pacientes a otro especialista, siempre y cuando lo haga con la suficiente antelación como para que ni la donante ni los padres se queden sin nadie a su cargo.
Información sobre la salud de la donante
Antes de ser aceptadas, todas las candidatas a donante de óvulos deben superar una serie de pruebas a nivel médico, psicológico y genético. Este proceso puede ser más o menos exhaustivo dependiendo de la clínica de reproducción asistida donde se lleve a cabo. Sea como sea, el objetivo a largo plazo debería aspirar a mejorar el proceso de selección.
Los profesionales del centro médico conocen cuáles son las motivaciones que suelen llevar a una mujer a querer ceder sus ovocitos a otra persona o pareja. Por ello, deberían poder ser capaces de detectar mentiras o tergiversaciones de la verdad durante la evaluación psicológica o médica de las mismas.
Aún así, en ocasiones puede suceder que a los responsables de seleccionar a la donante se les escape algún detalle acerca del estado psicológico o de salud de las candidatas, lo que puede llevar a que más adelante, una vez iniciado el proceso, se descubran detalles sobre su estado de salud que podrían afectar negativamente a la paciente o incluso al futuro bebé.
Cuando se descubre que una donante que ha sido aceptada como tal ha mentido u ocultado información sobre su historial familiar o su salud actual, lo correcto por parte del personal del centro sería descartarla como donante lo antes posible. También se recomienda esto si se descubre que esta mujer ha donado más veces de las recomendadas por la ASRM.
Este escenario puede complicarse todavía más cuando los padres de intención viajan a otro país y deciden trabajar con una donante no anónima. En estos casos, la ASRM recomienda encarecidamente que los padres de intención consulten la información que obtengan sobre la donante con un especialista antes de decidir si trabajar con ella o no.
Por último, también cabe la posibilidad de que una donante que previamente ha ocultado información al especialista y, por tanto, a los padres de intención decida revelársela al personal del centro en mitad del proceso. En tal caso, ésta tiene derecho a abandonar el proceso sin que los padres de intención descubran la razón relacionada con su salud por la que lo ha hecho.
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En serio la donante puede quedarse con el bebé? Pensaba que aunque no fuera algo anónimo y pudiera tener contacto con la familia y el niño no dejaba de ser una donación y que por tanto tendría que firmar unos papeles en los que decía que renunciaba a todo derecho sobre esos óvulos. Puedo entender que se lleguen a arrepentir en mitad de la donación, pero después de que nazca el niño? A dónde vamos a llegar…
Si es que… se ha perdido ya todo el tema del altruismo que al principio rodeaba a este tema. La gente ya no «dona» óvulos por altruismo, sino por dinero. Y una vez lo tienen, les importa un pepino la salud del niño o quien sea. Y encima se lo quieren quedar… anda ya, ¿qué clase de humanidad es esta?
Pues yo creo que porque unas pocas hagan mucho ruido, otras nos llevamos la mala fama. Pues mira, va a ser más malo que bueno lo de la donación no anónima, no???