El embarazo supone un esfuerzo extra para el cuerpo de la mujer, por lo que tiene que haber unos cambios en el flujo de la sangre y para ello se tiene que adaptar el sistema cardiovascular.
Los cambios más importantes son un aumento del volumen sanguíneo, del gasto cardiaco y del ritmo cardiaco, además de una disminución de la presión arterial.