El diagnóstico del síndrome de Morris se suele hacer en las niñas cuando alcanzan la pubertad, entre los 12 y los 15 años, ya que el primer signo de alarma es la ausencia de menarquia (la primera menstruación).
En una primera revisión ginecológica, se podrá ver en una ecografía que la niña no tiene órganos reproductivos internos. A continuación, para confirmar si se trata del síndrome de Morris, se realizará un análisis hormonal en sangre y un análisis del cariotipo.
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