A nivel médico, la gestación subrogada es igual a un embarazo logrado mediante un proceso de fecundación in vitro (FIV) con la única diferencia de que el embrión creado es transferido al útero de una mujer que no será finalmente reconocida como la madre.
En este sentido, los riesgos para la gestante son los mismos que los asociados a un embarazo natural así como aquellos derivados del proceso de transferencia.
En cuanto a los padres de intención, los riesgos o posibles efectos negativos hacen referencia a la obtención de los gametos: óvulos y espermatozoides. El proceso de recogida de los óvulos es algo más complejo y, por tanto sujeto a mayores riesgos. No obstante, las consecuencias graves son muy poco probables.
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