Durante la FIV, se aconseja el DGP (diagnóstico genético preimplantacional) para descartar los embriones con alteraciones cromosómicas.
Durante el embarazo, las pruebas invasivas como la amniocentesis y la biopsia de corion permiten diagnósticos fiables, pero siempre implican un pequeño riesgo. Por eso, las pruebas genéticas no son obligatorias en embarazadas de bajo riesgo.
Los criterios de selección de la mujer gestante (edad, estado de salud, hábitos, experiencia de gestación previa…) sirven para descartar la mayor cantidad de factores de riesgo.
El ginecólogo determinará qué pruebas son necesarias en cada caso.
Puedes leer el artículo completo en: Pruebas médicas a la gestante antes y durante el embarazo ( 84).