A continuación os presentamos un nuevo testimonio. Esta vez se trata de la historia de Laura, una mujer joven que tuvo que enfrentarse a la dura decisión de extirparse o no el útero por riesgo para su salud debido al cáncer.
Laura y su marido ya tuvieron una hija antes del cáncer. Sin embargo, su sueño es dar un hermano/a a su primera hija, sueño por el que luchan día a día.
Os dejamos con la experiencia de esta valiente mamá:
Quistes y embarazo
Todo comenzó en 2010 cuando mi ginecóloga descubrió un pequeño quiste en el ovario derecho. Se podía intervenir por medio de laparoscopia; en principio no revestía gravedad y la operación era relativamente sencilla. Sin embargo unos días más tarde de la revisión ginecológica descubrí que estaba embarazada; un embarazo muy buscado por mi pareja y por mi.
El quiste suponía incertidumbre con respecto al embarazo pero tras varias visitas a la ginecóloga se determinó que el quiste y el embarazo eran perfectamente compatibles y que una vez hubiera dado a luz tendríamos tiempo de realizar la operación.
Di a luz el 30 de diciembre de 2011 a una preciosa niña que se llama Blanca, la niña de nuestros ojos.
En el transcurso de los meses posteriores fui a peor tanto física como psicológicamente: las reglas eres terriblemente dolorosas, padecía constantes cambios de humor, etc.
Diagnóstico de fertilidad
Cuando Blanca tenía 13 meses volví a una revisión ginecológica de mi mutua y a la doctora le cambio la cara al explorar el quiste del ovario. Me dijo que había que operar, pues el quiste había cambiado. Se había generado una capa a su alrededor que le generaba dudas. Era endometriosis, una enfermedad que explicaba en parte mi declive físico y emocional y que ahora recubría el quiste.
En ese instante le entraron las prisas. Sentí pánico, nunca me había sometido a una operación. Tenía miedo, miedo de que me pasara algo, desconfianza hacia la sanidad privada.
No lo dudé un instante y pedí hora en mi centro de salud de la Seguridad Social. Allí me hicieron una ecografía vaginal, en la que observaron el quiste y determinaron que podía tratarse de un teratoma que había crecido considerablemente. Este tipo de quistes se pueden tratar con cirugía ambulatoria de forma relativamente sencilla y me dieron día y hora para la intervención.
El día de la intervención empezó mi pesadilla. Tras la exploración previa la doctora me pidió que me vistiera y esperara fuera y me preguntó si había venido alguien conmigo.
Cuando al rato me volvieron a llamar y entré enseguida me di cuenta de que algo no iba bien, me dijeron que me tenían que operar y quitarme el ovario derecho, la trompa y el apéndice. Fuera estaban mi pareja y mi hija esperando y cuando salí me derrumbé llorando desconsoladamente.
Al cabo de un par de meses me llamaron para operarme. Afortunadamente, la intervención fue bien, y la recuperación también fue según lo previsto.
Tres semanas después, tenía hora en el hospital para el resultado de la anatomía patológica. Nada más entrar, un doctor (y no la doctora que me había operado) me comunicó que lo que me habían extirpado no era un tumor borderline sino un cáncer de ovario. Fue devastador, tan solo tenía 31 años; ha sido lo peor que he pasado en mi vida.
El siguiente paso sería una segunda operación en la que me quitarían todo, el ovario izquierdo, útero y trompa, ganglios... todo. Fue sin duda la decisión más dolorosa que he tenido que tomar en mi vida.
Volver a ser madre
Yo deseaba con todas mis fuerzas volver a ser mamá y no paraba de repetírselo al doctor. Él me daba la opción de dejarme el útero pero que a la larga habría que quitarlo y con mi tipo de cáncer dejarme el útero implicaba un riesgo demasiado elevado. Hubo una frase que me dijo el doctor que nunca olvidaré en mi vida: preocúpate de que Blanca tenga una mamá que esté con ella mucho tiempo y lo de volver a ser madre ya vendrá por otras vías .
Y así fue. El 6 de junio del 2013 me sometí a la segunda operación que completaba la cirugía anterior y que me sumergía de lleno en la infertilidad y en la menopausia inducida.
Fue muy duro. Una operación que duró unas 8 horas, días sin poder ver a mi pequeña mientras estaba en reanimación y recuperación intensiva, posterior recuperación terrible con edema vulvar incluido y muchas visita a urgencias.
Hasta estar recuperada, he pasado por momentos muy complicados. Nunca seré la misma.
Durante todo este tiempo hemos intentado muchas cosas para poder volver a ser padres. Hemos ido a reuniones para iniciar trámites de adopción y por dios, todo son impedimentos cuando has tenido un cáncer. Tienes que tener una remisión de 5 años aproximadamente y depende mucho del cáncer que hayas pasado; a veces ni te dejan iniciar el trámite.
Pero dentro de mi, de mi corazón y el de mi marido nació la esperanza cuando conocimos la gestación subrogada. Tengo tantas ganas de tener otro hijo, tantas ganas de cumplir nuestro sueño...
Nos hemos informado en varias agencias e incluso hemos elegido el país, pero por el momento y debido al coste económico tan elevado no es imposible hacerlo. Hemos empezando a mirar bancos para poder pedir un préstamo, incluso nos planteamos pedir préstamos a nuestros familiares.
Sabemos que tenemos que luchar por ello y seguir apoyando para que la gestación subrogada se legalice en España.
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Laura, si hemos podido con el cáncer, la quimio y la menopausia y llevamos tiempo sanas podemos con todo!. Un besazo amiga.
Gracias Amiga. Un abrazo
Ánimo Laura, te puedo asegurar que somos más gente la que estamos en una situación muy parecida, uniendo nuestra lucha podremos conseguir algo. Un saludo
Gracias Lara. Un abrazo
Hola la verdad fue un jaleo y muy duro pero bueno por lo menos lo puedo contar.
Madre mia, que jaleo de diagnósticos. Supongo que sería horrible Laura… Que te digan cada vez una cosa y que finalmente descubras que es cáncer.