El aparato reproductor femenino se forma a partir de la evolución de los conductos de Müller.
Estos conductos se fusionan para dar lugar a las trompas de Falopio, el útero, el cérvix y parte de la vagina. Cualquier alteración durante este desarrollo puede dar lugar a diferentes tipos de anomalías en la forma del útero, conocidas como malformaciones müllerianas.